Curioso me parece todo lo ocurrido con Julian Assange. Todo lo que ha hecho y lo que le queda por hacer es digno de una película de misterio de los años 80 en la que una poderosa organización llamada CIA hacía y deshacía a su antojo. Todos intuíamos ya que eso ocurría, que EEUU movía hilos y el famoso efecto mariposa se hacía presente. Un político estadounidense hacía una declaración sobre economía en Washington y horas después en Polonia se aprueba una ley de importación.
Lo curioso de todo esto es que esta vez han tenido una reacción masiva en contra. Me da la sensación de que se siguen pensando que la población de internet, que los usuarios de la red, son tan pasivos como lo somos en el ámbito público, pero no cuentan con el "anonimato" del que se disfruta en el mundo virtual. Hasta hace poco, los gobiernos hacían y deshacían a su antojo sin que nadie les descubriese. Esa labor debería haber sido del 4º poder, el periodismo, que lleva muchos años encerrado entre partidismos y favores políticos.
La primera guerra virtual, la llaman muchos. Hay que ser cuidadoso con lo que se dice, pero si que es posible que ante la supuesta impunidad con la que se creían las altas esferas, hayan encontrado un adversario a su altura, un adversario enmascarado que es capaz de hacer lo que deba por dilapidar a farsantes; que es capaz de unirse masivamente en un movimiento "Anonymous" y destrozar el servicio de webs tan importantes como VISA o PayPal. Un movimiento virtual dispuesto a utilizar sus mismas estrategias coercitivas y sin atisbo de achantarse ante cualquier amenaza.
Todo un movimiento Guy Fawkes, con un líder visible y mártir, con un señor Assange acusado de innumerables cosas de las que poca gente se cree nada, con una cabeza que tiene una estrategia en la que pone a disposición de los internautas con un archivo que se llama insurance.aes256, las máscaras de Guy Fawkes, como hiciera V de Vendetta.
Recuerden, recuerden el 7 de diciembre.
Conspiración, pólvora y traición.